El equipo de Nania confirmó la levantada y con un Sanchez brillante, le cortó la racha de triunfos al local, para sumar en La Bombonera.
Puede una derrota dejar una imagen positiva? ¿Puede un equipo muerto animicamente darse cuenta que es posible revertir la situación? ¿Puede un equipo que recibió goles en todos sus partidos plantarse de igual a igual ante la sensación del torneo e impedirle la chance de festejar en su casa? Claro que si. Todo eso lo logró este Chicago que renace.
Las mejoras ya se habían anticipado el pasado Lunes, ante Banfield, donde un par de errores impidieron la primera victoria en el certamen. Sin embargo, el cambio de actitud fue notorio y se le pudo dar batalla a uno de los animadores. Nania había planteado un juego de precisión y toque para contrarrestar los embates ofensivos del equipo de Almeyda.
Ayer, el planteo fue distinto. Boca, como local, estaba obligado a ser amo y
señor del encuentro. Por eso, Chicago se convirtió en un equipo compacto, con mucha presión, tratando de ahogar las chances del dueño de casa. Durante la primera parte, el plan fue perfecto y al llevar al rival a su terreno, el Verde pudo sentirse cómodo en cancha, tanto como para contar con un par de ocasiones claras.
Las dos pasaron por los pies del Mudo Ruiz, el emblema del ataque, que en la primera exigió abajo a Sara -Baldunciel no pudo capitalizar el rebote- y en la segunda, de contra, definió apenas abierto del palo más lejano.
Para la segunda etapa, los dos cambiaron: Boca, presionado por lograr la victoria que le hiciera mantener la punta en soledad, sacó armadores por delanteros, entonces Chicago reforzó las bandas, con los ingresos de Gagliardi y Caballero, quienes también tuvieron sus chances, aunque menos peligrosas que en la primera mitad. Sobre el final, Prichoda reemplazó al batallador Solignac.
El local se obligó -o fue obligado- a quemar las naves por la vía aerea y por eso, se sobredimensionó la tarea del Oso Sanchez, quien cortó cada centro que le tiraron, estuvo rápido de piernas y sacó dos imposibles, la primera a Carrizo para deviarla al travesaño y la última ante Chavez, salvando un remate a quemarropa.
Gran partido de la dupla central y de Matias Vera en la mitad, más el aporte ofensivo de Ruiz, aunque destacar una labor sería injusto ante un equipo que metió, intentó jugar y mantuvo la concentración durante 95 minutos para dejar su arco en cero y empezar a convencerse de que la mano puede cambiar.
El domingo recibiremos al campeón vigente Racing en otro partido complicado, pero Chicago, una vez más, supo demostrar que nunca, pero nunca, deben darlo por muerto.
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