Foto: Glorioso Chicago
La visita desde el vamos era indeseada: Mario Finarolli, técnico del Verde hasta hace un mes y medio (con una efectividad de más del 58%) volvía a Mataderos dirigiendo a su nuevo equipo, para enfrentar a un plantel que, no sólo había dirigido, sino que también, él mismo armó a comienzos de campeonato (sin los resultados deseados).
Chicago, por su parte, venía en franca levantada, tal vez tenue, ya que dos victorias consecutivas en este torneo irregular, pero que tiene a varios equipos que se cortaron (Brown, Colegiales, Estudiantes y Sarmiento) no sirven a priori, para volcarse de lleno a la pelea, pero sí para salir del fondo y posicionarse en la mitad de tabla.
La tarde en Mataderos (por fin un horario normal) pintaba trunca una vez más: en los primeros minutos de tenencia repartida (apenas un acercamiento tenue de parte del visitante) apareció un zapatazo que sacudió la modorra: Lanaro, central rival, cruzó la mitad de cancha con pelota dominada, sacó el derechazo de 40 metros, y la clavó abajo, contra el palo izquierdo de Drago. Parecía historia repetida, ya que en los últimos encuentros entre ambos, hay una clara ventaja para los de Ingenieros, con goleada a domicilio 1-5 incluida, en el torneo pasado.
Sin embargo, después de la ventaja, el Tricolor empezó a ceder terreno y balón y llegó la primera: una guapeada de Castagno, que se fue cerca del palo. Otra triangulación, con un Gomito que buscó arco y la pelota, tras el desvío, terminó en el corner. De ahí, casi sobre el final de la primera etapa, llegaría el cambio de mando del trámite: centro desde la derecha de Gomez al corazón del área chica, Lago que se eleva más que todos, un debil respuesta de Centeno y parda antes del descanso.
El segundo tiempo fue otra historia: más domino y manejo de los tiempos por parte del local, mientras Almagro cada vez se metía más atrás (uno de los defectos de los equipos de Finarolli): llegó una hermosa jugada colectiva, en la cual Chicago evidenció que no se desespera con la pelota en los pies y busca espacios, centro pasado de Lago, la bajó Cristian Gomez de cabeza, para que Carboni, abajo del arco, infle la red y logre su segundo gol en fechas consecutivas.
El Verde deja entrever varias mejorías en este mandato de Franceschini, que ya lleva tres triunfos encadenados: sabe como dar vuelta un resultado, puede hacerse cargo de la pelota y sabe que hacer con ella, se sobrepone a las lesiones que nos acompañan (contra Suarez salió Serrano, con Almagro, Escudero debió ser reemplazado) y edifica desde la solidez defensiva y el manejo de Gomito una levantada interesante.
Para ver si estamos para seguir merodeando en la mitad o decidirse a terminar lo más alto posible esta primera mitad, para poder volcar la lucha en la segunda parte del torneo serán indispensables los resultados que consigamos en las próximas dos fechas, frente a Temperley de visitante y recibiendo a Defensores. Sabemos que las victorias traen más confianza y suelen encadenar victorias, además se nota otra confianza en los de Mataderos cuando salen a la cancha. Habrá que ajustar los errores y intensificar las virtudes para poder seguir, por la buena senda.
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