miércoles, 25 de marzo de 2015

N.Chicago 0 - San Lorenzo 1: Viento de cola

Un Chicago conservador nunca se sintió rival suficiente para derrotar al campeón de América. Por eso, terminó perdiendo por una nueva desatención defensiva, para profundizar la crisis que arrastra desde el ascenso.

 

Foto: Telam

  Todo sigue igual. Aunque se haya visto una sensible evolución en cuanto a la intención -quizás por el esquema, quizás por el rival-, Chicago aún no puede salir del pántano en el cual ingresó desde su debut en este torneo de la Primera División.

El rival de la tarde del lunes no era uno más, ya que en este caso se dio el primer rival de peso en el torneo, el San Lorenzo campeón de América quien, con mayoría de titulares, salió a disputar el encuentro ante un marco espectacular en Mataderos.

Claro que esta situación hizo que Labruna tomara los recaudos necesarios para no morir en el intento: un 3-4-2-1 que facilmente se transformó en un 5-4-1 para regalarle la pelota a la visita e intentar aguantar los embates para salir de contra. 

La idea en los papeles era interesante, ya que la salida se daría por las bandas, con Puch y Martin Caballero como estandartes y el fútbol llegaría de la mano del doble enganche conformado por Defederico y Pichoda, los encargados de asistir al solitario Solignac.

Sin embargo, los papeles se quemaron rápido: el Ciclón manejó el balón con paciencia, de una punta a la otra, logrando que los jugadores verdinegros hicieran el desgaste prematuro. A eso se le sumó la rápida lesión de De La Fuente, quien venía cumpliendo una buena labor.

Pero Chicago fue solo eso: enjundía para luchar porque no lo lastimaran y nada de ingenio para manejar el balón. Prichoda lució muy desmejorado y Defederico fue una sombra durante todo el partido. En ataque, fue la voluntad del 19 y las subidas de Puch, quien fue de lo más destacado de la tarde.

El ingreso de Benavidez no solucionó los problemas de Lemos para dividirse el medio -aunque el 5 viene subiendo el nivel para demostrar que está a la altura- ni manejó los tiempos de ataque. En definitiva, ni una cosa ni la otra. Así, Chicago padeció cada vez que San Lorenzo apretó el acelerador y tropezó contra sus propias limitaciones.

Pero lo peor estaba por venir. A los 4 minutos de la complementaria, Matos fue perfectamente habilitado por Villalba y a cobrar. 1-0 casi sin transpirar y a otra cosa. Allí, el Verde tuvo que quemar las naves y cambiar de plan. El ingreso de Baldunciel y Gazale poco aportaron al desconcierto general, mientras que Sanchez sostenía el partido con sus intervenciones.

El local volvió a pecar: falta de ideas, imprecisión e impericia a la hora de definir. Si a esto se le suma que no liga, el combo es explosivo. Llegó el final y también el repudio para un equipo que no levanta cabeza y empieza a acostumbrarse a perder. El DT expresó sus fuerzas pero se juega dos finales en el futuro inmediato.

No hay tiempo que perder. El ánimo está caldeado, las respuestas no llegan y para ver el final del tunel hay que empezar a sumar.

 

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