lunes, 30 de marzo de 2015

Argentinos 1 - N.Chicago 1: No gana para disgustos

Chicago comenzó sin hacer pie en La Paternal pero pudo ponerse en ventaja gracias a una gran jugada colectiva. Sin embargo, otra vez le empataron por una desatención defensiva, sumó una nueva expulsión y terminó aguantando el resultado.


Foto: Olé

Historia repetida en el cierre de la séptima fecha para Chicago. Esta vez, en La Paternal, donde hace no muchos partidos, jugó para campeón y le ganó a un Argentinos lleno de figuras para acomodarse de cara al ascenso, que se consumaría meses más tarde.
En esta ocasión, la noche del lunes fue bien distinta, más congruente con la realidad que vive este débil equipo de Omar Labruna. Débil porque se deja manejar en cualquier circunstancia, porque no controla los tiempos del partido, porque se desespera y elige mal. Porque se equivoca más de lo esperado y sus errores son fatales.

En el Diego Armando Maradona y con la ilusión de ganar de una vez por todas,
el equipo lució casi los mismos once que contra San Lorenzo, con la inclusión de Benavidez por el lesionado De La Fuente. Si bien en un principio no hizo pie y el local fue más, pegó primero y bien, gracias a una gran jugada de Puch -el mejor junto a Sanchez- que combinó con Defederico, metió centro atrás y encontró el derechazo goleador de Solignac, uno que siempre aprueba.

Pero al ratito nomás, un nuevo error defensivo puso la parda. A partir de ahí, lo bueno se desdibujó y empezaron a aparecer las recurrentes desconcentraciones. Perdió el poco peso ofensivo que tenía, sus volantes nunca más se encontraron y empezó a penar. Para colmo, algunos interpretes muestran una gran apatía, lo que deja más en evidencia la falta de ideas.

Argentinos empezó a llevárselo por delante y si no lo ganó, fue por la enorme tarea de Alejandro Sanchez, seguro bajo los tres palos y cortando los centros. Para colmo de males, Masuero, a mitad de la segunda parte, sumó su segunda amarilla y condicionó al equipo a terminar con diez por cuarta vez en el torneo.

Los cambios -Lentini por Baldunciel, Pansardi por Benavidez- no aportaron ni en defensa ni en ataque, mucho menos después de la expulsión, con el ingreso de Galarza por Defederico, desaparecido salvo por la jugada del gol.

Labruna parece no encontrarle la vuelta a este conjunto de jugadores que deambula partido a partido en la cancha y cuando puede ir a más, se queda en deseos. Todavía estamos a tiempo de torcer la historia. Por ahora, no gana y suma disgustos.


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