Chicago sigue sin poder ganar como local en el año y las oportunidades empiezan a acortarse. Buena tarea defensiva para mantener el arco en cero, sin embargo, la deuda sigue siendo el ataque.
Parece repetitivo y lo es, hasta el hartazgo. El equipo de Mataderos lucha más contra su propia realidad que contra la de los rivales, por eso, ni siquiera puede aprovechar el hecho de enfrentar en casa a uno de los pocos rivales a los cuales derrotó en la primera ronda.
Si a esto le sumamos que Instituto es de los peores equipos de la categoría (no por peso
específico, sino por el rendimiento demostrado a lo largo del torneo) el debe es mucho mayor. Como en varias ocasiones, el Verde las crea, llega (a los tumbos, es verdad) y no puede. No puede porque se la salvan en la línea, o porque rebota una vez más antes de entrar. Entonces, pierde en el duelo psicológico.
Porque estos jugadores empiezan a convencerse de que no pueden ganar. Que hagan lo que hagan, no van a quedarse con los tres puntos. Si Merlo servía de punto inicial, la esperanza duró demasiado poco. Quedan 9 fechas por delante y tanto desempeño como resultados obtenidos deberán ser superlativos para intentar quedarse en la divisional.
Pero si la pelotita no entra y los demás ganas, la suerte parece estar echada.

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