Después del triunfo en Merlo, Chicago volvió a jugar en Mataderos y volvió a perder, otra vez sin merecerlo y sobre el epílogo. La permanencia parece cada vez más lejana.
Veníamos inflados. Con esa sensación de todavía estar a tiempo de cambiar la mano. Con un triunfo sobre las espaldas que nos daba algo de vida. Todo quedó dilapidado.
Cada vez resulta más difícil encontrar las explicaciones del caso, para este complejo caso que
es Nueva Chicago. Sin dudas que está en el lugar que merece pero los factores no se terminan en la falta de gol o los errores defensivos.
El conjunto ahora dirigido por Kloker carece de buena fortuna y apenas recibe un gol en contra, se cae. Aunque haya hecho las cosas mejor durante el desarrollo del partido. Ayer, fue el único que intento romper el empate.
Ostentó buen juego asociado durante la primera mitad, con la triangulación entre Gomez, Peyran y Aguirre. Sin embargo, no podemos caerle a los pibes que, haciendo sus primeras armas, pecan de falta de experiencia o sapiencia para definir de manera precisa en los momentos justos.
Esto último fue lo que hizo el Kiwi, que vio como Chicago se quedaba sin piernas y fue por más. Sin proponerselo demasiado, acercándose tímidamente al arco rival. Eso fue suficiente. El error llegó y acumulamos una nueva derrota. Los tiempos se agotan y los resultados (salvo la excepción del fin de semana pasado) no aparecen. Las cartas parecen echadas...
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