Increíble. Parece de no creer pero así fue la vuelta a Mataderos en este 2013. Cuando el equipo de Angel Bernuncio necesitaba los puntos como el agua, para cerrar la primera mitad de torneo de una manera más decorosa (por motivación y puntos cosechados) Ferro y la yeta se interpusieron en el camino.
Incluso después de arrancar mejor y encontrarse en desventaja por el gol de Pereyra en una baldosa, en una de las pocas desconcentraciones de la primera parte. Para peor, después de ir con enjundia a buscar la igualdad y lograr darlo vuelta en 120 segundos, con participación excluyente de Petrovelli.
Porque el punta, el cual casi se va a Temperley, hizo de todo: metió la cabeza para el empate, generó el penal del 2-1 (conversión de Julio Serrano, que cumplió 150 encuentros con la camiseta más linda), explosión, velocidad y criterio. La primera mitad terminó a nuestro favor por la mínima, de no ser por el casi gol de Becerra a minutos del cierre.
La segunda etapa era decisiva para el cambio de cabeza. Chicago debía afianzarse en defensa, no regalar el balón y lastimar de contra. A los segundos tuvo que intervenir magistralmente Monllor para sacar un remate desviado con destino de gol. Pero a los 3, Desvaux, con el hombro, igualaba el pleito.
Otra vez apareció Petro, pero el travesaño le nego la chance. Otra vez la tuvo Becerra pero el 9 anda peleado con el gol. Y a falta de 15 para el cierre, cuando Chicago era más, una contra encontró a toda la defensa mal parada y a otra cosa.
Se nos escurren los puntos entre los dedos y no ligamos en lo más mínimo. Así, la esperanza se apaga de a poco.
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