jueves, 6 de diciembre de 2012

N.Chicago 4 - Douglas Haig 4: El juego del error

Chicago jugó bien en ataque y muy mal en defensa, tanto que tuvo todo para ganarlo y casi lo pierde por goleada. Salvo la ropa al final, con un empate agónico, pero el equipo quedó en deuda, en el último encuentro como local de este 2012.

Era el partido a ganar. Para cerrar el año del Ascenso con buen semblante en Mataderos, ante un rival directo en la pelea por la Permanencia. Pero se convirtió en una de terror cada vez que los de Pergamino se acercaban a nuestro arco.


De movida arrancó mal partida la cosa. A los 15 de la primera etapa, en la única que había tenido hasta el momento el visitante, Gonzalez entró solo por el medio del área para decretar la apertura del marcador y la derrota parcial. Todo se volvía cuesta arriba pero quedaba mucho por jugar.



La respuesta de los de Bernuncio llegó a los 25. Scifo escaló por derecha, levantó la cabeza y metió un centro preciso, que Gomito Gomez depositó en la red tras una palomita esquisita. Parecía que si Chicago aceleraba, tenía los tres puntos al alcance de la mano.

Pero también parecía que cada ataque en contra podía ser un puñal. A los 31 , Mazza armó una jugada maradoniana, dejó a tres defensores en el camino y definió al palo más lejano de Monllor. 1-2 y otra vez a esperar la genialidad del 10.


Esta llegaría a 4 del final de PT: arrinconó a tres rivales en la puerta del area, amagó, enganchó y filtró un pase precioso para dejar a Becerra cara a cara con el uno visitante. El nueve desparramó al arquero y estampó en empate en 2. Parecía que la primera mitad moría en igualdad pero Gioda, tras un corner, nos mandó al descanso en desventaja.


Poco cambió en la segunda parte. Chicago fue haciéndose preso de sus nervios y otra vez Mazza llegaba al gol, lo que tenía destino de sentencia. Sin embargo, Lago abrió la ilusión a los 44 con un frentazo y Sainz, de arremetida, marcó el empate en 4 sobre el descuento.


Se destacan las ganas del final y el no renunciar nunca a la lucha. Pero también se sabe que la suma de puntos no cierra y que siendo tan endebles defensivamente, sufriremos mucho más de lo que sonreiremos.




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