Chicago realizó un gran encuentro en su visita a la Quema pero no pudo plasmarlo en el resultado final. Con cuotas de mala suerte, algunos fallos divididos y la desatención al marcar las pelotas paradas en contra, el equipo de Franceschini terminó llevándose tan sólo un punto, cuando el partido ameritaba los tres.
Desde el vamos se sabía de que se trataba. Una nueva visita al Ducó, que siempre nos traerá a la retina ese 2-1 con 9 hombres de 2006 y la sensación de que, aunque no siempre lo concrete en el resultado, Chicago estaba para más.
En busca de ese más llegaba en este feriado para visitar a un Huracán que transita perdido y que, de seguir así, deberá mirar seriamente la tabla del descenso. De entrada el Verde salió a ganar de guapo y a llegar con claridad al arco de Islas. Como se juegan estos partidos especiales y a cancha llena: concentración, garra, ojos bien abiertos.
Abalos fue una piedra en el zapato para los defensores del Globo, que no podían pararlo de ningún modo. Sólo le faltó el gol en la primera etapa. En el otro arco, las aproximaciones del local era bien respondidas por Monllor, seguro en los tiros desde lejos.
El segundo tiempo trajó los goles. Al minuto de la complementaria, centro desde la derecha, salvada de Islas ante el cabezazo de Banegas, otro centro desde la zona opuesta (gran quite de Abalos) y Banegas, ahora si, estampaba el 1-0. Era el momento. Cerrar la defensa y salir rápido de contra para liquidar.
Lo tuvo Abalos, con un remate desde lejos, pero estrelló el travesaño. Hasta que a 20 del final, cuando Chicago parecía tenerlo controlado, Vega ganó de cabeza y decretó el empate. Otra vez dos puntos en el camino, otra vez cuando el Verdinegro mereció más. Esperemos que la suerte empiece a acompañarnos en menor medida, sobre todo, cuando se hace todo para ganar.


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