Se puede hablar del partido, del empate con los jujeños y del primer punto conseguido por Chicago en este duro Nacional. Pero otra vez (y van...) el fútbol quedó de lado y la fiesta se empañó lo suficiente como para olvidar la pelota.
La más clara del partido fue una combinación entre Petrovelli y el distinto 10 del Verde: el delantero habilitó de taco a Gómez, quién encaró, sacándose a dos de encima, y tirando el centro atrás, para que Paez despeje antes de que se abra el marcador.
Pero los problemas de adentro (de dominio, de creación) se trasladaron y con mayor intensidad, en las afueras del República de Mataderos. Cerca del final del PT, un grupo de la facción Los Perales intentaba entrar a la fuerza y la Policía, intentando disuadir, reprimió. A partir de ahí, todo fue para peor.
Corridas, balas de goma y gases lacrimogenos encendieron una vez más la alarma. El partido se siguió disputando pero a esa altura, ya no importaba. La lucha se empezó a dar adentro también, lo que arrojó como saldo, tres policías heridos y aklgunos detenidos.
Pareciera que no aprendemos más. La violencia le volvió a ganar al juego y cuando todo debía ser celebración, el resultado fue Chicago, herido, como es costumbre en el último tiempo. Otra tarde negra.
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