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Típico saludo inicial. |
Domingo
a la mañana, horario poco habitual y esa sensación de que todavía el día no terminó
de despertar, pero ya había fútbol en Vicente López. Se enfrentaban (en la semi
más interesante a entender de quién escribe) por historia, gente y palmares,
los dos equipos más grandes de la categoría. Ambos con una propuesta similar,
con tendencia ofensiva y buen pie, por lo que la promesa de buen fútbol estaba
sobre la mesa.
El
local, por su parte, más apremiado por la situación y con la responsabilidad de
cargar con las acciones de gol, por contar con la desventaja. Los duelos
previos (victoria en el mismo escenario de Chicago por 3-1 en la primera ronda
y empate en 0 en Mataderos hace semanas) servían de poco y nada, ya que esta
instancia impide demasiados análisis para hacer con los cruces previos.
En
el arranque, el Calamar intentó hacer uso de sus volantes internos y externos,
con buen dominio de balón y posesión mayoritaria del mismo. Aunque, con
espacios, el que creaba las chances más netas de gol era el Verdinegro.
Haciendo memoria, hoy se pecó de lo mismo que en partidos pasados, el Verde no
estuvo fino a la hora de la definición.
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Scifo tuvo la llave y no concretó. |
Inquietó
Platense, de manera desprolija y a los tumbos, por que iba con más ímpetu que
ideas y la buena tarea de la última línea visitante dificultaba el normal
desarrollo de ataque del Marrón. Tuvo su ocasión clara Molina con un cabezazo,
pero supo responder con suficiencia Daniel Monllor.
Con
esta idea planteada, lo que se abría como posibilidad de ataque para el de
Mataderos eran las bandas, bien explotadas por Adrián Scifo en mayor medida y
por José Ramírez Agudelo. Damian Lemos, en su vuelta, no sorprendía con su
tendencia de trabar y correr todas en el medio pero el peligro claro nacía de
los pies de Christian Gómez. Hubo pinceladas del 10 que, por fallar en la
definición, no fueron determinantes.
La
primera fue de cachetada, exquisita, dejando mano a mano a Scifo, que entraba
con posibilidad de gol, mal anulado por supuesto offside. La segunda, por la
misma banda, fue para Julio Serrano, quién despilfarró la jugada más neta, al
definir largo tras buscar el segundo palo. Aquí hay que hacer una salvedad: si
Chicago no tuvo más oportunidades, fue por la sorprendente falta de precisión
del Negro, algo que siente el equipo.
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Gomito, la cuota de claridad. |
Leo
Carboni luchaba contra el mundo y en una de ellas, tras ganar por izquierda, le
dejó el gol a Scifo, que casi grita de carambola. Fue providencial la salvada
del uno local para evitar la apertura del marcador. Así terminó la primera
parte, con la sensación de que si el equipo de Franceschini afinaba sus detalles,
tenía alta probabilidad de conquistar la victoria.
La
segunda etapa fue otra historia. El local tuvo más actitud en el arranque pero
se fue apagando de a poco y el cansancio empezó a pesar en los visitantes. Poco
pudo generar Juan Vinaccia en su ingreso para cambiar la historia. Los minutos
corrías y el Marrón no lograba vulnerar la resistencia verde, a su vez que
Chicago no podía armar la jugada que le diera el triunfo. El reloj hacia lo
suyo y no era mal negocio el empate para el poseedor de la ventaja. Tuvo que
salir Matías Escudero por una contractura, para darle paso a Ariel Coronel.
También tuvo sus (pocos) minutos Ezequiel Petrovelli, para intentar seguir de
racha.
De
esta manera se fue cerrando el partido abierto y la chapa marcó un empate en cero
que deja todo por definir en la vuelta. Chicago estiró a tres la racha invicta
de visitante e intentará seguir alimentando la de local, que ya ostenta de 18
encuentros sin conocer la derrota. Si se mejora la definición y se enciende el
tándem Serrano-Gómez, seguramente, la final del Reducido estará mucho más cerca
de concretarse.
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Final en Vicente Lopez. Todavía queda mucho por jugar. |
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