miércoles, 13 de junio de 2012

N.Chicago 3 - Platense 0: Con pies, cabeza y corazón

Chicago le ganó 3-0 a Platense en la vuelta, consiguiendo el pasaje a la final del G8, con la ventaja deportiva a favor. Aunque todavía falta mucho, el equipo de Franceschini no para de dar muestras que alimentan la ilusión.

Era un partido chivo. Durísimo, complicado, entre los dos equipos más grandes de la categoría. La actualidad del Calamar aún no lo aleja de su gloriosa historia, con el 70% de su existencia jugando en Primera División. Además, el magro (e injusto) empate conseguido en Vicente Lopez tensaba los nervios.

Scifo, el más rápido, para celebrar
de arranque.
Mucho público, una vez más, en un horario ridículo (lunes 15hs) copaba la República, con una tribuna Mercado de Hacienda, que recibió al equipo en un 60% de su capacidad y lo despidió colmada, como también sucedió en la platea. Chicago había avisado que no especularía con la ventaja a favor, y de arranque, despejó todas las dudas.

Un bochazo exquisito a la salida del área local, propinado por Lucas Banegas, de buen nivel, habilitó a Adrián Scifo, que le ganó a todos con un pique de 50 metros, para definir ante la salida del 1 de Tense. La pelota entró mansita a chocar con la red y el grito sagrado se escuchó en todo Mataderos. 1-0 y la responsabilidad, de arranque, cambiaba de manos.

De ahí en más, el Verde cedió el balón y se pudo ver lo más inquietante de los dirigidos por Nardozza. Un mano a mano claro no tuvo destino de red y así pasó la jugada más clara para el visitante. Lo tuvo Chicago, de contra, dos veces. Primero con una guapeada de Christian Gomez que se diluyó al llegar al área. Otra, también del 10, que terminó definiendo al medio. Se cerraba la primera etapa con un gol de ventaja y quedaba una eternidad por jugar.

La segunda parte fue subiendo en intensidad con el paso de los minutos. Chicago, jugando mal, jugó muy bien. Porque no tuvo la pelota, no generó peligro pero la tarea en defensa fue casi perfecta. Daniel Monllor mostró seguridad y tranquilidad, tanto para cortar los centros como para dormir el partido.

Banegas siguió peleando y metiendo por izquierda, al igual que Emiliano Lago, disimulando bien la ausencia de Testa. Caceres fue patrón de la zaga central y Matias Escudero jugó un partidazo, ganando siempre. Lo de Damian Lemos ya no sorprende: la entrega y el corazón del 5 ya no tiene calificativos, simplemente brillante. Emociona. Jose Ramirez se transformó en una salida propicia para aliviar los embates por izquierda, aún cuando Julio Serrano no pasaba por su mejor momento. Gomito destellaba cuando recibía la pelota y Leo Carboni, con sus incansables ganas, generaba peligro incluso cuando la ecuación era tan desigual como ser él contra el mundo.

Gomito, siempre Gomito, para el 2-0
El desgaste le pasó factura a Scifo, cada vez más cerca de su mejor nivel y dejó su lugar, ovacionado, para la entrada de Damian Castagno. El 8 entrante empezó desconectado, pero con el correr de los minutos, lograría hacer la diferencia. Serrano salió por Roberto Bochi, que entró para asistir a Lemos y frenar los últimos intentos del Marrón en la línea media.

Sin ideas, Platense sólo era un conjunto de buenas intenciones y Chicago, pícaro, tomó nota para finiquitar la cuestión. Se iluminó Christian, encaró por derecha, se la sirvió a Carboni, que definió a quemarropa, para que el rebote sea todo del ídolo y sentenciar la historia. 2-0 y  a otra cosa. Eso pensábamos.

Este equipo tiene una hambre voraz por conseguir el objetivo. Se empecina, con armas nobles, con distintas cartas, para clarificar cualquier duda que pueda surgir. Y siempre cuenta con un plus, con un as bajo la manga. El partido se moría con el delirio en las tribunas, para todos, menos para los de Verdinegro.
Carboni también se anotó en
la goleada.

Minutos después, la descarga le llegó a Castagno, que enganchó, pasó y fue. Fue hasta el fondo el recuperado volante por derecha, hasta cerca del corner. Con pelota dominada, levantó la cabeza, tiró el centro preciso y si, ahí estaba el goleador para tomar su premio. Cabezazo letal de Carboni para cerrar la goleada y pasar a otro tema.

La emoción fue tan grande que este cronista no pudo esperar de pie el pitazo final. La muestra de carácter y aptitud por parte de estos jugadores fue, una vez más, contundente.

La esperanza sube a base de rendimiento y conciencia. Llega Acasusso, en una "final" mentirosa, una verdadera semi, ya que el objetivo no es ganar el Reducido sino llegar con vida al purgatorio, volver (aunque sea por dos partidos) a la categoría inmediata superior.

El equipo estaba afilado, sabe acomodarse a las injerencias del partido y fundamentalmente, esta bien de la cabeza. La ventaja está de nuestro lado, como así también lo están las rachas positivas de local y visitante.

La clave de la próxima serie será el encuentro del domingo en Maschwitz. El Quemero estará ante el partido más importante de su historia y nosotros tendremos, otra cita con la nuestra. Un triunfo en el estadio Armenia podría encaminar demasiado las cosas como para conformarse con otro empate. Y este equipo, parece, no se conforma con nada.

La imagen del final: el ídolo y el pedido de unión.
 

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