Luego del descenso hacia la Primera B en julio de 2013, este espacio, que ha sabido acompañar la campaña de Nueva Chicago desde el descenso de 2007, se llamó a silencio. El mal paso por la segunda categoría tras ganar una promoción épica, apagó las ganas de analizar la realidad del primer equipo del club de Mataderos. En un año, todo cambió. Por eso, el regreso bien vale la pena.
No fue casual. Chicago nos había vaciado, no de amor hacia el equipo, que nada ni nadie lo va a cambiar, sino que había vaciado el ímpetu por analizar, por contar lo que sucedía partido tras partido, por generar crónicas y hacer un seguimiento del devenir del equipo. Buscamos las maneras para darle rienda suelta a nuestras pasiones -el periodismo y Chicago- y continuamos escribiendo algunas notas en otros medios, como Dixit Digital, en donde aparecieron las notas con los logros que nos iban ocurriendo.
En lo futbolistico, el rápido descenso de 2013 generó un click en la dirigencia que se prometió resarcir los errores para intentar un regreso rápido y seguro.
La contratación de Mario Finarolli, para comandar a un grupo que llegaba golpeado, fue el primer acierto, pero la suerte no acompañó con resultados al canoso DT, que tuvo que dejar su cargo antes de tiempo. Luego de eso, llegó Pablo Guede, desde as Inferiores, para revolucionar el fútbol de la B Metro y conducir a un grupo con hambre de gloria hacia una forma de juego que alegraba el alma.
Chicago, en seis meses, pasó de pelear un lugar entre los mejores de la tercera categoría a ser el dueño absoluto de la divisional, ganar el torneo de punta a punta y asegurarse el único ascenso directo. El primer cometido estaba cumplido. Pero Guede fue solicitado desde Chile, con una oferta inigualable para el club y decidió partir.
Allí comenzó la segunda etapa de un año inolvidable. El desembarco de Omar Labruna y la llegada de varios refuerzos -entre ellos, un viejo conocido como Damian Lemos- más mantener la base campeona -solo se fueron Lanaro y Farias- fueron el sustento que buscó la proeza: lograr saltar al primer nivel del fútbol local en un campeonato que ofrecía varias chances.
Como siempre, en Chicago todo costó el doble y si bien se logró un funcionamiento colectivo que estuvo a la altura de las circunstancias, el ascenso llegó en el último día de competencia, luego de un desempate que tuvo a muchos al borde del infarto.
Este año, el 2015, tiene a la vuelta de la esquina un campeonato de 30 equipos que será anual y nos tendrá en la nómina que reúne a los mejores del país. El club está mucho mejor que hace varios meses atrás y el fútbol sonríe al ritmo de un talentoso de 40 años y un grupo de jugadores que parece no entender de imposibles. Entonces, la conclusión se cae de maduro: ¿como no íbamos a volver para retratar esta historia?
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