Otro partido, otra derrota. En este Chicago que nos acostumbró a bajarse del pedestal en el cual una vez estuvimos, vociferando ser el más grande de la categoría, con un plantel jerarquizado que debía ganar caminando el torneo, sin mayores problemas, la realidad nos ¿sorprende? y golpea a cada semana.
En medio de un clima político feroz a un mes y medio de las elecciones, con un todavía irresuelto conflicto de barras, con la dirección técnica en manos de un interinato (Franceschini, dupla, ni eso se sabe) y un equipo que no repara en insultar minuto a minuto los valores que alguna vez hicieron grande a esta institución, el rival de turno volvió a aprovechar la oferta del día. juegue con Chicago y quédese con los tres puntos.
Esta tarde fue Comunicaciones en Agronomía y si bien el local hizo lo que debía (y sin ánimos de quitarles mérito) el principal protagonista de la tarde fue el Verdinegro, o mejor dicho, la apatía del Verdinegro, que desnuda sus errores, no traduce sus virtudes y como corolario de esto, tampoco deja lo que hay que dejar dentro de un campo de juego.
El equipo ya no deambula por la mitad de la table, sino que pena en los puestos de abajo y los punteros tienen más del doble de los puntos que los cosechados por los de Mataderos, lo cual empieza a indicar que es tiempo de definiciones en varios ámbitos. Es momento de saber si esta comisión directiva tiene fuerza para seguir y postularse a las próximas elecciones de Diciembre y también de conseguir a quién se transforme en el capitán de este barco a la deriva. No se puede esperar más. La prueba salió mal, no perdamos más tiempo. Que todo lo sucedido no sea en vano.
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