Se terminó. Todo tan rápido, todo tan efectivo, que siento el hecho de que todavía no me encuentro preparado para realizar una crónica consciente del partido del Domingo. El día pintaba para complicado, complicadísimo desde el arranque: lluvia, que se empecinaba en convertir a un campo de juego en uno de batalla, público, unas 4000 personas de Defe con su ilusión a cuestas, como hacía mucho no se veía, juego, el local había sido más en varios pasajes de la ida y tenía el plus de la ventaja deportiva.
Analizar el partido, sin tener en cuenta estos factores y algunos más, como si no hubiesen existido, a merced de lo que se jugaba (el pase a la Promo) y sin contar la seguidilla de encuentros consecutivos, sería una falta gravísima que no puedo cometer. Desde que el pitazo inicial se oyó y los nervios empezaron a correr, casi desde el vamos, estuvimos en desventaja. A los 6´ Montenegro giró dentro del área y decretó el 1-0 sobre el palo izquierdo de Monllor. A partir de ahí y tan solo por unos minutos más, el Dragón buscó aumentar la ventaja, pero esa intención llegó hasta los 30 primeros minutos. Después de eso, un penal no sancionado a favor de Chicago (no podemos quedarnos con qué ese error nos dejó afuera, aunque sumó) y la estúpida expulsión de Serrano (a quién le agradezco por el torneo que jugó, pero no le puedo dejar pasar esa ingenuidad a alguien de su experiencia). 10 contra 11 y a ver que sale en el ST.
El local cedió sus chances de aumentar, porque el medio de Chicago, con todas sus difucultades se agrandaba. Los delanteros, casi sin tocarla, empujaban hacia adentro y en la defensa estaba el emblema que significa Leandro Testa (Gracias de nuevo, Cabezón!). Así, pidiendo permiso y con más pelotazos que juego asociado, el Verde se fue acercando hasta la jugada asociada que pudo determinar el empate (ya con Berón dentro del campo) pero que Bustos decidió sambullirse y hacerse expulsar. 9 vs 11, y aunque resultaba imposible por las pocas chances, como no rememorar la épica del Ducó hace 5 años.
Después de eso, la compensación del árbitro (habrá sentido culpa por la excesiva sanción al 6 verdinegro?) al expulsar a Nadal y perdonarle la vida a Berón, aunque no amonestando al jugador rojinegro que golpeó a Testa con una barrida sobre el costado izquierdo. Corrían los minutos, poco juego para Ruiz adentro del campo, que solo pudo inventar dos faltas (jugó 8 minutos), la gigante figura de Daniel Monllor para no acrecentar la diferencia y el palo (aunque en offside) que terminaría siendo la más clara a favor. Defe (fiel al estilo Della Picca) terminó aguantando con un hombre más y esta vez la suerte no estuvo de nuestro lado.
Se vivieron aciertos y errores a lo largo de esta temporada, tanto dentro como fuera de la cancha, pero no podemos olvidar ni pasar ligeramente el hecho de que Chicago, tras jugarse las primeras 10 fechas del torneo y con una cosecha de 8 puntos, estaba fuera de toda pelea, o en realidad más cercano a la Promo de abajo que otra cosa y que este cuerpo técnico, y los jugadores, con su actitud, lograron un 4to puesto y quedaron en la puerta de la Promo. Esto no quiere decir que no haya cosas para revisar a futuro, cambios fuertes en pos de aprender de los errores, pero que en perspectiva, ubican a este torneo, como una buena campaña, más allá de la enorme frustración que sentimos por estar un año más en esta categoria y no poder celebrar el ascenso como hubiesemos querido. Habrá que entender, que si hay frustración, fue porqué existió una ilusión y que esa misma, la generaron y la alimentaron los jugadores desde adentro.
Duele, pero esperemos que este dolor sane dentro de dos meses, y con la esperanza de ver a muchos de los que estuvieron en este plantel, que bien reforzado, puede aspirar no solo a la próxima Promo sino al directo. A por ello, CHICAGO!
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