Nuevamente, vamos a penar. El 2012 se erigía con expectativas por seguir enderezando el rumbo en lo futbolístico, expectativas por el desempeño de la nueva comisión directiva, que, como todo cambio, tiene sus pro y contras y todos esperabamos que sean muchas más de las primeras que de las últimas. También había otra esperanza en el horizonte, por el que seguro muchas copas chocaron como deseo el año pasado.
Sin embargo, no hubo peor forma de empezar. Otra vez la inusitada violencia se apoderó de todo a su paso: el intento de "reunión" de parte del Presidente de la institución con ambas facciones de la barra (mientras se encontraba en funcionamiento la pileta y la colonia de verano), para depurar y limar asperezas, con la intención de volver a hacer de Mataderos un reducto difícil para los rivales, con la parcialidad local unida, como uno de los pilares de un anhelado logro deportivo, terminó de la peor manera.
Primero, los desmanes, golpes y demás comenzaron dentro del Polideportivo, siguieron fuera, y "terminaron" en el Hospital Santoianni, expandiendo temor a todo el barrio, dejando un saldo de 2 personas fallecidas e incluso, una interna recrudecida por varios factores (sería de ingenuo pensar que esto forma parte de una rivalidad barrial solamente) que dejan en vilo al club, hiriendolo nuevamente de muerte. Seguramente Chicago será sancionado a causa de la ineficacia de unos y la estupidez de otros, sabiendo que quienes pagarán los platos rotos siempre son los socios, los verdaderos hinchas, que seguramente no podrán ver al equipo de sus amores por varias fechas, aunque tampoco se descarta posibles sanciones mayores.
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